Nací el 24 de agosto de 1954 en Eastbourne, a 85 minutos de Londres, Inglaterra. Hoy hace 17 años que estoy en la carcel, en la misma celda donde cada día me despierto. Me gustaría abrir los ojos y amanecer junto a mi mujer, darla un beso y preparar el desayuno a Hanna y a George, mis hijos, pero no es así, y ya no puede volver a ser así.
El 10 de enero de 1971 una banda armada entró en mi casa mientras yo trabajaba y les secuestró, al día siguiente, cuando me di cuenta de que no estaban en casa y tras recibir el mensaje de la policía decidí buscarles. Tardé semanas en descubrir que la banda armada que entró en mi casa pertenecía a una pequeña mafía, y meses en encontrar a mi hijo menor, George. A partir de ese momento fue más fácil dar con mi mujer y con mi hija, que llevaban desde el día del secuestro viviendo en oscuridad, con la diferencia de que mi mujer no volvería a ver la luz.
Hoy esos 17 años de espera han terminado, me enfrento a pena de muerte por matar a siete miembros de la mafia que mató a mi mujer y secuestró a mis hijos. A las 00:00 de el día de hoy, me inyectarán tiopental sódico, bromuro de pancuronio y cloruro de potasio, lo que me provocará un paro cardiaco y mi corazón nunca más volverá a latir.
Mis hijos viven con mi hermano y su mujer, y el resto de la mafia, bueno, digamos que el resto de la mafia entró en la misma cárcel que yo, el patio y los pasillos pueden ser muy peligrosos.
De lo único que me arrepiento es de no haberme cogido el 10 de enero de 1971 como día libre, y por el resto, por ese maldito resro voy a pagar dentro de cuatro horas, treinta y dos minutos y cuarenta y seis segundos. Mi nombre es Michael Kells y no pienso morir esta noche.
Me ha gustado mucho
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