El otro día me caí entrenando a balonmano, apenas me dolió, pero al seguir corriendo me percaté de que estaba sangrando considerablemente, lavé la herida pero no cesó. Cuando terminé el entrenamiento fui a encontrarme con mis amigos, me acompañaron a casa a dejar la bicicleta y la bolsa de deporte, por la hora que era no me entretuve en ducharme y arreglarme, pues sólo me quedaba una hora para estar con ellos y desde que vamos a institutos diferentes a muchos de ellos sólo les veo esa hora a la semana. No os entretengo más y voy a lo esencial de este relato, mis amigos se dieron cuenta de mi herida y dijeron "una más" mientras observaban las cicatrices que en ese momento estaban visibles, "pequeños percances" añadí yo mientras recordaba mentalmente la historia de cada una de mis cicatrices.
Todo el mundo tiene cicatrices, y cada cicatriz tiene su historia, las cicatrices hablan de las personas, mucha gente las oculta, yo misma las oculto, una en particular, pero es demasiado visible y siempre me preguntan por ella, así que deje de verlo como algo malo y comencé a mirar mis cicatrices como si fueran un poquito de mi, ya que forman parte de mí. Ahora creo que toda cicatriz es bella, no hay dos iguales, todos tenemos una en común, el ombligo, pero en cada uno de nosotros es diferente; ni siquiera pensamos en el ombligo como una cicatriz.
Las cicatrices son importantes en la vida de las personas, algunas les recuerdan que están vivos y podrían no estarlo, otras simbolizan su lucha contra una enfermedad...por eso ya no me preocupa el número de cicatrices que tenga, al fin y al cabo, muchas de esas cicatrices son de las que con el paso del tiempo desaparecen, sin dejar huella, como si nunca hubiesen estado ahí.
Cuando me he referido a esas cicatrices lo he hecho porque hay otro tipo de heridas que muchas veces no se curan y si alguna vez se curan, cicatrizan, pero esas cicatrices no se borran, permanecen y no son como las otras cicatrices que sólo duelen cuando se hizo la herida, estas cicatrices duelen cuando se hizo la herida, cuando se cerró y cada momento en el que se recuerdan, son las cicatrices del corazón y aunque no las podamos ver, siempre están ahí, y quizás digan más de las personas que las cicatrices que podemos ver a simple vista.