Creo que nos han dado un capricho, el capricho de vivir, de saborear nuestra vida, nuestra historia, emociones, días, horas, minutos e incluso segundos, de ser libres, de vivir sin ataduras, de dejar que la brisa endulce nuestra alma.
La vida es tan bella como un eterno atardecer.

lunes, 14 de noviembre de 2011

HOY

El moho crecía sobre la hebilla del cinturón que se encontraba sobre aquella hortera hamaca. La hucha se encontraba tirada en el suelo, con el hocico del cerdito roto. El único contenido de aquella hucha era una vieja horquilla de oro, otra diminuta alhaja y una pequeña carta de un artista bohemio sin coherencia ni cohesión, pero realmente mágica. Un artista que exhibía cuadros preciosos, pero todos ellos hablaban de las cosas que ya no se podían anhelar, que quedaron en el olvido, como un huracán que las arranca de nosotros para que nunca más podamos hurgar en ellas, ahuyentando así, la añoranza del pasado, desde el primer cohete que llegó a la luna hasta el primer adhesivo que pegamos en la tapa de nuestro cuaderno el primer día de clase.
Todo olvidado, todo abandonado, todo que, tras nuestra partida queda atrás sin poder evitar sonreír al futuro complicemente como si ya supiesemos lo que va a ocurrir.

domingo, 13 de noviembre de 2011

martes, 8 de noviembre de 2011

Pequeño defecto.

Sonríe cuando quieras gritar y canta cuando quieras llorar.
Sé fuerte cuando pienses que ya no hay más fuerza, cuando pienses que ya no puedes mantenerte en pie.
Porque tienes un defecto y es que se te olvida cuánto vales.