Creo que nos han dado un capricho, el capricho de vivir, de saborear nuestra vida, nuestra historia, emociones, días, horas, minutos e incluso segundos, de ser libres, de vivir sin ataduras, de dejar que la brisa endulce nuestra alma.
La vida es tan bella como un eterno atardecer.

sábado, 11 de febrero de 2012

Bienvenidos a bordo

-Señores pasajeros, les comunicamos que el vuelo 532 está a punto de salir- comenzó a repetir la azafata en diferentes idiomas.

Fran estaba al lado de Julio, su fiel chofer, al pie de una de las filas de sillas del inmenso aeropuerto.
Ambos observaban como Claudia cruzaba la puerta de embarque, en ese momento, caminaron hacia el otro lado del aeropuerto y a través de las extensas paredes de cristal blindado vieron como Claudia, tras lanzar una última mirada a Fran, subió las escaleras hacia el avión.

-Es de locos enamorarse de alguien que ya no va a estar- dijo Julio tirando ligeramente de las mangas de su camisa para que sobresaliesen de la chaqueta e hizo girar uno de sus gemelos dorados.

Fran, posó su mano sobre el cristal, se dio la vuelta y caminó hacia la salida. Julio continuaba girando el gemelo cuando Fran volvió a girarse mientras caminaba, extendió los brazos en señal de reproche a Julio y le dijo:

-Ya se que no debo de ser como este edificio, que depende de si los pasajeros vienen, de si los pasajeros-hizo una pausa- de si los pasajeros se van, si no fuese por ellos, por las familias que van de vacaciones, estudiantes que vuelven a casa, gente de negocios como yo, que vamos de un lado a otro por trabajo, el grupo de amigos que se prometió ese viaje o, la pareja de novios que se va de luna de miel, si no fuese por ellos este lugar no funcionaria. Y yo quiero que mi vida siga funcionando, a pesar de que la gente salga y entre en mi vida con más facilidad incluso que la gente que se sube o se baja de un avión. Pero no puedo evitar depender de la gente a la que quiero, porque yo -suspiró- quiero que embarquen en mi vida pero que no desembarquen, que no se vayan. La razón por la que no he salido corriendo detrás de ella, la razón por la que no he impedido que coja ese avión es porque no quiero ser como un aeropuerto- Fran, se ató la americana de su traje, y se colocó cuidadosamente la corbata,mientras Julio le miraba sonriente, pues había visto una cosa de la que Fran no se había dado cuenta, después salió, se metió en el coche y espero a que Julio que iba detrás suyo hiciese lo mismo y arrancase.
Julio miro a Fran que apoyaba la cabeza en su mano mirando apenado el avión que acababa de despegar, entonces, Claudia se montó en el coche.

-¿Qué haces aquí?- dijo el joven sorprendido.

-Quizá, sólo tengas que decirles un "bienvenidos a bordo", y será suficiente para que ellos se queden en tu vida.

Julio arrancó y mientras conducía observaba a la pareja por el espejo retrovisor, recordando el momento justo en el que Fran se dio la vuelta y Claudia bajo corriendo las escaleras que llevaban al avión, al que no había llegado a montar y escuchaba, desde la misma puerta de embarque por la que había pasado hacía apenas unos minutos, todo lo que Fran le dijo a Julio.

-¿Por qué?-añadió Fran durante el trayecto.

-¿A qué te refieres?-contestó Claudia.

-¿Por qué no te subiste al avión?

-Porque Julio me hizo la señal.

-¿Qué señal?

-Giré uno de mis gemelos.

-El izquierdo-añadió Claudia.

-¿Qué significa eso?

-Que ya la echabas de menos-concretó Julio- que la quieres.

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