Puede que nuestras vidas sean historias sin terminar, como una película en la cual el guión depende de otra persona, una persona a la que somo capeces de amar más que nuestra vida.
Esa persona que con sólo mirarnos nos corta la respiración, que mataríamos porque pronunciase con sus labios nuestro nombre. Esa persona que puede robarnos todo lo que tenemos, que puede quitarnos la sonrisa, que puede apartarnos de nuestro propio corazón y que puede romperle en pedazos como si se tratase de un débil cristal.
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